lunes, 22 de diciembre de 2008

Si en aquel momento yo hubiera...

A Marion Jones,

me arrepiento de muchas cosas. El arrepentimiento es el consuelo que nos queda después de haber cometido un error. Es como cuando, estando reunido con varias personas, alguien lanza una pregunta de cultura general. Tú crees saber la respuesta, te suena cuál es la contestación correcta, pero no te atreves a decirla por temor a equivocarte y ser marcado de por vida como el que la cagó queriendo hacerse el listo. Entonces otro del grupo, de repente, dice la respuesta que tú tenías en la mente y… voilà, efectivamente estabas en lo cierto.

Así es. Tú te dices, “mierda, eres el campeón de las respuestas mudas, tío”. Te queda ese premio de consolación. No es un mal menor. No es un mal, es un bien menor. El error es la primera premisa del arrepentimiento. El error o la equivocación sí es un mal, es no abrirle la puerta a la respuesta que llama con insistencia.

La vida es una sucesión de decisiones. Vivir es decidir. Casi en cada segundo nos plantea una nueva disyuntiva, y otra más, y otra,… Siempre hay varias opciones. Mejores y peores, acertadas y erróneas. No creo, como dicen muchos, que lo que hoy es correcto mañana puede ser equivocado, y viceversa. Las decisiones son lo que son en el momento en el que se toman. Sus consecuencias inmediatas marcan su naturaleza acertada o desacertada. Lo que sucede después es fruto del azar y puede derivar en consecuencias buenas o malas, pero la decisión original fue buena o mala en el instante mismo en el que se adoptó, con independencia de sus efectos más a posteriori.

Por eso creo que las personas que dicen que no se arrepienten de nada de lo que han hecho porque ahora son felices, que piensan que la única forma de haber llegado a su presente ha sido gracias a todas las decisiones tomadas en el pasado, se equivocan. En primer lugar, me parece una postura bastante atrevida y arrogante el creer que nunca se ha tomado una decisión incorrecta. ¿Hemos tomado 20.000.000 decisiones a lo largo de nuestra vida y nunca nos hemos confundido? No lo creo.

En segundo lugar, me niego a pensar que hay un único camino para llegar a nuestro presente. ¿Sólo viviendo mi vida tal y como la he vivido hasta hoy podría llegar a mi presente actual? ¿Si en vez de haber hecho Derecho en la Autónoma lo hubiera hecho en la Complutense no estaría trabajando donde estoy hoy? ¿Sólo puedo haber conocido a mis amigos en las circunstancias en las que lo he hecho? No lo creo. Desde mi punto de vista, el presente que hoy vivo no es el resultado de una línea aislada. Estoy seguro de que podía haber llegado a lo que soy hoy por otro camino, tomando otras decisiones de las que he tomado en la vida real.

Y por último, los antiarrepentidos dicen que la felicidad que hoy tienen se debe a esas decisiones pretéritas, aunque entre ellas las haya habido erróneas. Siguiendo con su teoría determinista, y siendo un poco optimista (algo raro en mí), ¿quién les dice que habiendo tomado otras opciones, ahora no serían más felices todavía?

Muchos creen que de poco sirve arrepentirse, “a lo hecho, pecho”, suele ser su frase preferida. “Ya no se puede hacer nada, para qué pensar en el pasado”, y expresiones similares también aparecen en ocasiones. Mucha gente tiene especial reparo a mirar al pasado. Otros, como es mi caso, tenemos demasiada tendencia a hacerlo.

3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Querido amigo, una vez más debo matizar tu argumento. Yo soy de los que defiende la teoría (teoría que llevo a la práctica) que dice que nunca se puede arrepentir uno de lo que hace. Es totalmente cierto amigo mío. En algún momento tuvimos la oportunidad de elegir, siempre la tenemos (hay que matizar las particularidades, el contexto, y las circunstancias de cada uno que predisponen esa elección)Yo nunca me arrepiento de lo que hago porque yo tomé la decisión de hacerlo. Quizás me pueda arrepentir de haber dejado de hacer cierta cosa. Pero la decisión que yo tomo siempre es la correcta para mí, para todos. No se trata únicamente de una cuestión conceptual, va más allá. Es decir, me arrepiento de no haber tomado alguna alternativa a una decisión, pero nunca de tomar la que he decidido teniendo en cuenta todas esas opciones. En realidad es un giro más de tuerca al hecho de afirmar y defender la postura de no arrepentimiento. Eso no quita para que me guste mirar atrás a revisar el pasado. Es constructivo a veces. Un abrazo, hermano.

Vacadechernobil dijo...

"El arrepentimiento es el consuelo que nos queda después de haber cometido un error". ¡Anda que empezamos bien!

¿El arrepentimiento te consuela? ¿Seguro? Más bien creo que el arrepentimiento es una cuerda deshilachada que nos une a algún acontecimiento pasado, que, por el motivo que sea, no nos salió bien. Parece que arrepentirse nos acerca un poco más a aquel momento en el que no teníamos que elegir, cuando aún no nos habíamos equivocado.

Pero no. El arrepentimiento es un veneno. Es normal sentirlo, al igual que es normal que alguna vez comamos algo que nos siente mal. Lo que no podemos hacer es seguir comiendo de la fuente de ensaladilla rusa pocha un día de agosto. Si sabemos que nos va a seguir haciendo daño dejamos de comer.

Hemos hablado muchas veces sobre este asunto, así que no quiero alargarme. Sólo decirte una cosa: piensas demasiado. Por eso, a pesar de que -como bien sabes- soy un mitoclasta (?) convencido, te dejaré aquí una cita de un tío. Escribía bien, el muy jodío. Lenon, creo que se llamaba.

"La vida es eso que nos sucede mientras hacemos otros planes"